3/01/2015

El ciclismo

El ciclismo es un deporte en el que se utiliza una bicicleta para recorrer circuitos al aire libre, en pista cubierta, o que engloba diferentes especialidades como las que se mencionan abajo.

Competición

El ciclismo de competición es un deporte en el que se utilizan distintos tipos de bicicletas. Hay varias modalidades o disciplinas en el ciclismo de competición como ciclismo en carretera, ciclismo en pista, ciclismo de montaña, trial de ciclismo, ciclocross y DMX y dentro de ellas varias especialidades. El ciclismo de competición es reconocido como un deporte olímpico. La Unión Ciclista Internacional es el organismo gobernante mundial para el ciclismo y eventos internacionales de ciclismo de competición.

Ciclismo en ruta

Se caracteriza por disputarse sobre asfalto. Dentro del ciclismo en ruta existen las siguientes pruebas:
  • Prueba en línea de un día. Las pruebas de este tipo de mayor éxito se denominan clásicas y dentro ellas destacan los llamados monumentos del ciclismo.
  • Prueba por etapas. Se disputan en un mínimo de dos días con una clasificación por tiempos. Se compone de etapas en línea y etapas contrarreloj. Destacan Vuelta a España, Giro de Italia y la más prestigiosa el Tour de Francia. El objetivo es terminar todas las etapas en el menor tiempo posible.
  • Criterios: Prueba sobre ruta en un circuito cerrado a la circulación.
  • Prueba contrarreloj individual.
  • Prueba contrarreloj por equipos.
  • Escalada contrarreloj o cronoescalada.
El ciclismo es un deporte que contribuye con el medio ambiente, en china van a trabajar en bicicleta para frenar el calentamiento global.

Ciclismo en pista

Se caracteriza por disputarse en un velódromo y con bicicletas de pista, que son bicicletas de carretera modificadas. Hay varios tipos de pruebas entre los cuales existen:

  • Velocidad individual
  • Velocidad por equipos
  • Kilómetro contrarreloj
  • Persecución individual
  • Persecución por equipos
  • Carrera por puntos
  • Keirin
  • Scratch
  • Madison
  • Carrera de eliminación
  • Omnium

Ciclismo urbano

El ciclismo urbano no es necesariamente un deporte, aunque favorece la salud de quien lo practica. Consiste en la utilización de la bicicleta como medio de transporte urbano, ya sea al trabajo, de compras, para hacer gestiones o de ocio; se trata por tanto de distancias cortas o medias recorridas en medio urbano y sus alrededores. Sus seguidores son, junto con los cicloturistas, los que viven la bicicleta como medio de transporte. Ciudades con excelente infraestructura ciclista son Ámsterdam en Holanda, Copenhague en Dinamarca entre otras. España y Argentina en este sentido están situadas en el furgón de cola, aunque van mejorando paulatinamente. Bogotá (Colombia) está posicionada como la tercera ciudad del mundo más amigable al ciclista, detrás de Ámsterdam (1) y Copenhague (2). Hace unos años eran un lunar en la piel de la ciudad, situación por la que calificaban como moda. Hoy son una alternativa ante la vorágine motora que condena a las ciudades como a sus pobladores, quienes sucumben cada vez más ante las presiones del trabajo.


Beneficios del ciclismo
- Eficiencia cardíaca
- Capacidad respiratoria
- Concienciación sobre la seguridad vial
- Aporta longevidad
- Buena forma física

Los siete pasos para una vida saludable

1. Muévete
Todo el mundo sabe que el ejercicio es bueno para la salud, pero hay demasiada gente que no lo practica. Según una encuesta de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) realizada el año pasado, el 24% de los españoles no hace ningún tipo de actividad física: ni siquiera camina una hora a la semana.
Según el informe de la AHA, sólo 30 minutos de ejercicio moderado (basta una simple caminata), durante cinco días a la semana, reduce significativamente el riesgo de padecer diabetes, tener un infarto o sufrir un ictus. Los niños necesitan más ejercicio, al menos una hora todos los días. Según la asociación estadounidense hacer ejercicio no sólo influye a un nivel físico, además hace que se reduzca el estrés, nos da mayor energía e, incluso, hace que cambie nuestro estado de ánimo.
2. Controla tu colesterol
Controlar el nivel de colesterol es la única forma de asegurarnos de que nuestras arterias no van a bloquearse, lo que puede desembocar en un infarto o un ictus. Según la AHA, debemos empezar a preocuparnos si nuestro nivel de colesterol es superior a 200 mg/dl. Hay personas que deben tener especial cuidado, pues tienen un gen hereditario que les hace producir demasiado colesterol malo (LDL). Para ellas reducir el nivel del mismo es cuestión de vida o muerte.
El 75% del colesterol de nuestra sangre proviene de nuestro hígado y nuestras propias células, y el 25% restante de la comida. Mantener una dieta ad hoc –evitando las grasas saturadas y trans y potenciando los alimentos bajos en colesterol– es importante, pero no basta para reducir el colesterol, es necesario además hacer ejercicio y mantener un peso saludable.
3. Come mejor
El Global Burden of Disease Study, el mayor estudio sobre enfermedades, accidentes y esperanza de vida realizado hasta la fecha, mostraba que la dieta es el factor de riesgo que causa más muertes y discapacidades en el mundo desarrollado. El AHA insiste en la importancia de reducir en nuestra dieta las grasas no saludables, los alimentos con mucho colesterol, el sodio y los azúcares añadidos; y priorizar las comidas ricas en fibra y proteína magra, así como las frutas y las verduras.
Para lograr seguir una dieta saludable la AHA recomienda seguir las siguientes pautas:
  • Mantén un diario en el que apuntas lo que comes todos los días.
  • Come más vegetales y frutas.
  • Come alimentos integrales.
  • Come pescado al menos dos veces por semana.
  • Limita el consumo de grasas trans y saturadas, y los alimentos ricos en colesterol y azúcar.
  • Haz que tu dieta sea lo más variada posible siguiendo estas reglas (es más divertido y cansa menos).
4. Controla tu presión arterial
Tener la tensión alta es el factor de riesgo más importante para la enfermedad cardiaca. La hipertensión hace que nuestra sangre fluya por las arterias con demasiada fuerza, lo que afecta a la totalidad de nuestros órganos vitales.Cuando la presión arterial se mantiene en niveles normales, se reduce el esfuerzo del corazón, las arterias, los riñones y, en general, es más difícil tener problemas cardiovasculares.
Una presión demasiado alta puede matarnos sin que nos demos cuenta. Se trata de un “asesino silencioso” que puede pillarnos desprevenidos si descuidamos nuestra tensión y que tarde o temprano afecta a casi todo el mundo si no se toman las medidas adecuadas.
Para mantener la tensión en un nivel adecuado –sin recurrir a medicamentos, que en algunas personas son en cualquier caso necesarios– hay que seguir una serie de consejos: mantener una dieta baja en sal, realizar ejercicio frecuente, evitar el sobrepeso, controlar el estrés, limitar el consumo de alcohol y dejar el tabaco.
5. Pierde peso
Todos los factores de riesgo están íntimamente relacionados, y si tenemos obesidad o sobrepeso, casi con total probabilidad, tendremos otros factores de riesgo. Estar más gordos de lo que deberíamos hace que tengamos un mayor riesgo de padecer hipertensión, problemas de colesterol y diabetes. La obesidad, no obstante, es también un factor de riesgo independiente, que hace que tengamos más papeletas de tener un problema cardiovascular, pese a que el resto de indicadores estén correctos (algo, de todas formas, improbable).
Según la AHA, si nuestro Índice de Masa Corporal es mayor de 25, deberíamos empezar a preocuparnos, pero si es mayor de 30 estamos expuestos a un riesgo significativo de padecer problemas cardiovasculares y deberíamos adelgazar cuanto antes.
6. Reduce el nivel de azúcar en sangre
Aunque la diabetes es una enfermedad tratable, y con la que se puede vivir, sólo el hecho de padecerla eleva en grado sumo las posibilidades de padecer un infarto o un ictus, la causa de muerte más habitual de aquellos que la sufren. La mejor manera de no ser diabético es prevenir la aparición de ésta controlando nuestro nivel de azúcar en sangre, sin esperar a llegar a viejos.
Tener un nivel saludable de azúcar en sangre (por debajo de 100 mg/dl de glucosa en ayunas), protege nuestros órganos vitales y hace que vivamos más y mejor. Para controlar el nivel de glucosa en sangre hay que seguir estos consejos:
  • Reducir el consumo de azúcares simples, presentes, sobre todo, en los refrescos y los dulces.
  • Hacer ejercicio regular, lo que afecta directamente a la respuesta de nuestro cuerpo a la insulina.
  • Tomar la medicación adecuada si entramos en la zona de riesgo.

7. Deja de fumar
La AHA es clara al respecto: si fumas poco importa que cumplas a rajatabla los otros seis pasos, dejar los cigarrillos debe ser una prioridad. El tabaco está relacionado, directamente, con un gran número de muertes prematuras y en nuestro país es el tercer factor de riesgo por orden de importancia. Los pulmones notarán que has dejado el tabaco tras la primera semana, y empezarán a sanarse en cuanto lo dejes.
Fumar daña el sistema circulatorio, aumenta el riesgo de padecer aneurismas y enfermedades coronarias y fomenta la aparición de coágulos en la sangre. Sus efectos son acumulativos y, sin contar el cáncer, puede llevarnos de cabeza a sufrir un infarto o un ictus.